UN TESTIMONIO A TENER EN CUENTA

UN TESTIMONIO A TENER EN CUENTA

15/04/2011

 Nos ha parecido interesante publicar esta carta de Cristóbal, un vecino de Pilas que gracias al apoyo de Arpial y a su lucha está saliendo del túnel sin salida que es el mundo de la droga.
 Una historia real, que nos puede pasar a todos… sirva como ejemplo de concienciación y superación, un testimonio a tener en cuenta.


BUSCANDO LIBERTAD, ENCONTRÉ ESCLAVITUD

   Ésta es mi historia y también puede ser la tuya. Hola, soy Cristóbal y espero que mi historia haga reflexionar a los que se sientan reflejados en mí.
  Yo, era un niño noble, humilde, cariñoso, simpático como cualquier otro niño de mi edad. Conforme fueron pasando los años empezó a cambiar mis actitudes, no prestaba atención en clase, lo que me llevó a repetir tres veces sexto y a tener que salir del Colegio sin Graduado. Fue ahí, donde empecé a perderme, cambié la educación de mis padres y la del Colegio, por la que me fue enseñando la calle. Al principio fueron los cigarritos sueltos, enseguida aparecieron el alcohol y los porros. Nunca me paré a pensar en lo que estaba haciendo con mi vida, simplemente, así me lo pasaba bien y a la vez, me sentía diferente y superior a los demás. Poco a poco me fui metiendo en un callejón sin salida. De todos los amigos que tenía, sólo me iban quedando los consumidores como yo. Sin darme cuenta iba aislándome del mundo, mi vida se había convertido en consumir y poco más, todo lo demás me importaba muy poco.
   Cuando se está metido en ese mundo, tarde o temprano, se acaba por consumir otras drogas, que es lo que me a mi me pasó. Estaba claro que mi vida se me había ido de las manos, ni era dueño de mi persona, ni de mis actos, ni tan siquiera de mis palabras. Ya sólo hacía mentir, manipular con el sólo propósito de poder consumir. Iba hacía el abismo sin hacer nada, simplemente me dejaba llevar. Me he llevado muchos años de mi vida perdiendo el tiempo, haciendo daño a la familia y estropeándole la vida a todos. Estoy convencido de que el daño que les ha causado y por muy bien que me rehabilite siempre estará ahí, y por eso aprovecho esta carta para pedirles perdón a todos.
   Un día dije a mi familia en qué estaba metido y aunque no fue una sorpresa, mis palabras hicieron un gran daño en ellos. Llegado este momento, nunca dejaron de ayudarme, tuve el apoyo de todos siempre. Fuimos juntos a todos lados, buscamos ayuda hasta debajo de las piedras, pero, por muchos intentos que hacia por salir, al final siempre acababa igual, “consumiendo”. La solución parecía estar muy lejos, con lo que el desánimo se apoderó de todos, hasta de mí. Había veces que parecía mejorar, pero estaba eso tan arraigado en mí, que cuando me faltaban las fuerzas, volvía de nuevo a la droga y cada vez con más fuerza. Llegué a pensar que lo mío no tenía solución y que mi vida la acabaría consumiendo.
   Pero, cuando la esperanza no se pierde aún te quedan posibilidades. Un día estando en mi casa frente al televisor, ví lo de Arpial y su anuncio en el vídeo de Pilas. Al principio, al leer lo que ponía me eché a reír, no me entraba en la cabeza que al lado de mi casa, pudiera estar la solución. Decidí llamar y hablé con Pedro Catalán, socio fundador y presidente de la Asociación, un exadicto, no un psicólogo, ni un psiquiatra, ni un médico, sino un superviviente de la droga. Sus palabras, siempre savias, despertaron en mí la motivación suficiente como para seguirlo, me tendió su mano. Si el había sido capaz, ¿Por qué yo no? El me enseñó el camino, el grupo hizo el resto, y yo con mi fuerza de voluntad, me dejé llevar. Y es por esto que digo, que a Pedro Catalán habría que hacerle un monumento por haber traído a Pilas la salvación de todo “aquel” o “aquella” que decidan rehabilitarse.
   Llevo tres años rehabilitado y mi vida no es fácil, pues, he destruido tantas cosas que tengo que trabajar mucho para volver a recomponerlas. Colaboro con la Asociación en lo que puedo, ayudo en la rehabilitación de los demás que es un paso más en mi propia rehabilitación, he recuperado el cariño y la confianza de mi familia y también el aprecio de la sociedad. Espero que mis palabras sirvan de ayuda para quién lo pueda necesitar.

   “Cuando la lucha de una persona
    empieza dentro de sí,
   esa persona vale algo…”

   Un saludo. Cristóbal.